6.3—Muchos alimentos contienen fitoestrógenos


Muchos alimentos contienen interruptores endocrinos. Incluyen cereales, frutas, bayas, linaza, alfalfa y varios tipos de frijoles incluyendo las semillas de soya y frijol chino.

Análisis de la comunidad experta científica

La Ruleta Genética hace especulaciones sobre los interruptores endocrinos en los alimentos pero no menciona que la dieta normal contienen muchos químicos producidos por plantas que son interruptores endocrinos. Algunos alimentos que son ricas fuentes de interruptor endocrino  (generalmente comercializado como fotoquímicas o fitoestrógenos) incluyen la linaza, frijoles chinos, soya y arándanos). Cuando se desean efectos hormonales de una dieta, por ejemplo por una mujer que desea adaptarse al “cambio de vida” o riesgo que representa vivir con cáncer de mama o reducir el cáncer de colon en ambos hombres y mujeres, estos compuestos son materiales deseables para promover la salud. Cuando los efectos hormonales no son deseados, estos compuestos pueden ser considerados como peligrosos o insalubres. Un efecto potencial indeseable de los fitoquímicos es perturbar el desarrollo cerebral de un feto.

En esta sección, Jeffrey Smith especula que los herbicidas podrían ser interruptores endocrinos potenciales, pero no menciona la gran cantidad de interruptores endocrinos producidos por plantas presentes en muchos alimentos (Mazur 1998; Tolman 1996). Consideramos que la propuesta de Smith sobre la interrupción endocrina por herbicidas no tiene fundamento. Smith manipula la discusión al feminizar la actividad de las hormonas en la dieta sin ninguna mención de la influencia feminizante actual en los alimentos como la soya, brotes de alfalfa, linaza o frijol chino confunde a las personas que quieren ingerir alimentos saludables. Lo único que podemos recomendar es que las personas, especialmente madres y mujeres embarazadas escuchen fuentes confiables y profesionales de consejo sobre la salud y nutrición y que evite los consejos de La Ruleta Genética completamente cuando tenga que ver con su salud. La Ruleta Genética es una narración prejuiciada e imprecisa sobre la salud y nutrición. Cualquier lector interesado debe informarse sobre compuestos vegetal, tales como las flavonas apigenina y quercitina, las isoflavonas geisteina, biocanina A y daidzeina y otros fitoquímicos como lignanos, coumestrol y ácido ursólico.  Las personas también deben investigar la amplia variedad de alimentos que son ricas fuentes de fitoquímicos y consultar con profesionales de la salud, con libros y con publicaciones confiables. Las personas deben mantenerse alejadas de La Ruleta Genética y publicaciones similares que están escritas por personas sin estudios científicos ni médicos.

1. Los interruptores endocrinos son comunes en los alimentos. Los cereales, frutas, bayas, soya y otras legumbres contienen muchos componentes que son potentes interruptores endocrinos.

Los interruptores endocrinos tienen beneficios y obstáculos para la salud humana. En algunas circunstancias, el consumo de estos alimentos se considera saludable, como por ejemplo, el manejo de los riesgos que representa el cáncer de mama en las mujeres. Por otra parte, durante el embarazo, el consumo excesivo de interruptores endocrinos es altamente indeseable. La discusión de actividad hormonal en los alimentos en términos del argumento de alimentos simplificados versus compuestos malos no es una buena manera de abordar un tema de salud complicado pero importante. Recuerde, los químicos en la dieta pueden promover o reducir los riesgos de cáncer y afectar el desarrollo cerebral y desarrollo normal de órganos en fetos. No hay duda que alimentos tales como la soya, linaza y frijoles chinos tengan dichos químicos. Muchas ovejas y vacas se han vuelto estériles al ingerir tréboles en el campo que son una rica fuente de químicos feminizantes, tales como la genisteina y coumestrol. Las pruebas de laboratorio comprueban que dichos químicos vegetales en la dieta podrían afectar el desarrollo de órganos en animales  (Cassidy 2003; Humfrey 1998; Tolman 1996; Lindner 1976).

 Estos efectos han existido en la ciencia por más de 50 años. Pero es solo hasta los últimos años que el público en general ha llegado a escucharlos. Las personas deben decidir qué alimentos ingerir basandose en consejos médicos y nutricionales precisos. Su decisión de manejar los químicos tipo hormonas en la dieta debe basarse en la circunstancia de salud específica de cada persona, etapa de la vida, si es una mujer embarazada, si es una madre lactante. Smith no brinda información confiable sobre la salubridad de alimentos. El autor no es ni médico ni biólogo y sus esfuerzos de investigación carecen de veracidad. En general, su libro está lleno de errores.

2. Los andrógenos u hormonas tipo masculinas se convierten en estrógenos u hormonas tipo femeninas por una enzima denominada aromatasa.

El catalista enzimático que convierte las hormonas masculinizantes a hormonas feminizantes es un tema que presenta Smith. Smith presenta el argumento de que las preparaciones de herbicidas glifosato y Roundup inhiben el catalista enzimático basado en experimentos realizados en células humanas aisladas.  El autor se refiere a experimentos realizados en condiciones artificiales con una muy alta exposición directa de la enzima al herbicida. El fallo con este razonamiento es que una exposición tan elevada en las dietas que contienen, a lo sumo, trazos de herbicida, es casi imposible. Lo que es necesario para establecer si el herbicida tiene capacidad de interrupción endocrina son pruebas en animales vivos que han sido alimentados con herbicida. Dichos experimentos ya se han llevado a cabo sin ninguna evidencia de interrupción endocrina (Williams et al. 2000) y sin ser mencionados por Smith. El artículo que Smith cita (Richard et al. 2005) describe los efectos sobre los sistemas de células artificiales pero solo observan efectos en concentraciones muy elevadas de herbicidas, más de lo que jamás podrá generarse en los alimentos. Es altamente improbable que los componentes de herbicida entren al organismo, salvo en concentraciones diminutas (Williams et al. 2000) y este estudio demuestra que existe una alta probabilidad que el glifosato no afectaría la reproducción humana.

3. La Ruleta Genética no menciona los estudios principales que demuestran que los herbicidas de glifosato son inocuos.

Tal como es típico en La Ruleta Genética, Smith evita brindarle al lector los estudios cruciales de inocuidad que van en contra de su razonamiento. Smith, específicamente evita explicar que los componentes de herbicida no pueden entrar al organismo en concentraciones que puedan ser dañinas. Los estudios de inocuidad sobre herbicida de glifosato demuestran que no ocurre bioacumulación y que la mayoría se elimina en las heces. Cualquier material en el organismo se elimina rápidamente en la orina. Químicamente, el glifosato es altamente soluble en el agua y hay poca probabilidad que cruce las capas superficiales del organismo y entre a las células. Es químicamente disimilar a las hormonas de estrógeno que se absorben en la grasa y que se podrían bioacumular. (Williams et al. 2000).

4. Aunque la interrupción endocrina es importante para entender los efectos de alimentar a ratas con soya, Jeffrey Smith, a conveniencia suya, olvida la interrupción endocrina.

En las secciones 1.10 a 1.12 en La Ruleta Genética el comportamiento del crecimiento de ratones alimentados con distintos tipo de soya, se analiza por medio de varios experimentos realizados por Manuela Malatesta y colegas. En dichos experimentos, una variedad de soya que ha sido genéticamente manipulada se compara con la variedad de soya tipo salvaje. En estos experimentos, es clave revisar la composición fitoestrógena de las distintas variedades de soya debido a que se sabe que la interrupción endocrina de la planta produce químicos cuando los roedores son alimentados con soya (Brown, Setchell 2001, Thigpen et al. 2004). Jeffrey Smith evita analizar este concepto e intenta culpar a la ingeniería genética por las diferencias en las respuestas de los órganos en la dieta de estos experimentos con ratones. No se analizan los niveles de fitoestrógenos de los distintos tipos de soya usadas en los estudios de Manuela Malatesta. La carencia de un análisis químico de estrógenos en los alimentos para consumo animal significa que las conclusiones de Malatesta son incorrectas.

Vease discusión de las Secciones 1.10-1.12

1.10 Los ratones alimentados con soya Roundup Ready tenían células de hígado normales.

1.11 Los ratones alimentados con soya Roundup Ready no sufrieron cambios en las células pancreáticas o enzimas.

1.12 Los ratones alimentados con soya Roundup Ready no sufrieron cambios en las células testiculares.

5. Donde la producción de interruptores endocrinos por agentes microbianos es importante para explicar la infertilidad de cerdos y vacas, Smith no lo menciona.

Ciertos hongos pueden producir interruptores endocrinos durante su crecimiento en granos de cereales. Si los animales de finca consumen estos granos con hongos, se pueden volver estériles. En la Sección 1.8 de La Ruleta Genética, se presenta un ejemplo en donde los animales de finca se volvieron estériles después de consumir granos. Pero no menciona la causa más probable de este problema que es la presencia de hongos en el grano que causó la formación de interruptores endocrinos (notablemente, el químico producido por hongos conocido como zearalenone).

Vease también

1.8 Los cerdos y las vacas no se vuelven estériles por comer maíz GM.

Referencias

Brown NM and Setchell KDR (2001). Animal models impacted by phytoestrogens in commercial chow: implications for pathways influenced by hormones. Laboratory Investigation 81:735–747.

Cassidy A (2003). Potential risks and benefits of phytoestrogen-rich diets. Int J Vitam Nutr Res. 73(2):120-6.

CAST (2004). Mycotoxins: Risks in Plant, Animal, and Human Systems. Council for Agricultural Science and Technology, Ames, Iowa, USA

Humfrey CD (1998). Phytoestrogens and human health effects: weighing up the current evidence. Nat Toxins. 6(2):51-9.

“Evidence from studies of various animal species has demonstrated that ingestion of high levels of phytoestrogens can produce adverse effects on reproductive endpoints including fertility. Studies in laboratory animals have also shown that exposure to high doses of phytoestrogens during development can adversely affect brain differentiation and reproductive development in rodents, but may also have possible beneficial effects. In humans, there is a lack of information concerning the possible effects of high doses of phytoestrogens in infants and this should be addressed as a matter of priority so that any risks (or benefits) can be established. In adults, no current data exist to suggest that consumption of phytoestrogens at the levels normally encountered in the diet is likely to be harmful. Epidemiological studies suggest that foodstuffs containing phytoestrogens may have a beneficial role in protecting against a number of chronic diseases and conditions.”

Lindner HR (1976). Occurrence of anabolic agents in plants and their importance. Environ Qual Saf Suppl. (5):151-8.

Mazur W (1998). Phytoestrogen content in foods. Baillieres Clin Endocrinol Metab. 12(4):729-42.

Richard S et al. (2005). Differential effects of glyphosate and Roundup on human placental cells and aromatase. Environmental Health Perspectives 113:716-720

Thigpen JE, Setchell KDR, Saunders HE, Haseman JK (2004). Selecting the appropriate rodent diet for endocrine disruptor research and testing studies. ILAR Journal. 45:401-416. La dieta de los roedores es significativamente distinta en actividad estrogénica principalmente por variaciones en el contenido de fitoestrógenos. Estos estrógenos pueden profundamente influenciar la fisiología de los roedores.

Tolman J (1996). Nature’s hormone factory: Endocrine disruptors in the natural environment.

Competitive Enterprise Institute.”  Durante millones de años, las plantas han producido químicos silenciosamente. A lo largo de un sinnúmero de generaciones, las plantas han perfeccionado un potpurrí de químicos, algunos benignos y otros mortales. Debido a que la capacidad de detectar, aislar, medir y analizar los químicos en la naturaleza ha progresado, ha surgido un hecho asombroso: cientos de plantas aparentemente producen interruptores endocrinos.”

Williams GM, Kroes R, Munro IC (2000). Safety evaluation and risk assessment of the herbicide Roundup and its active ingredient, glyphosate, for human. Regul Toxicol Pharmacol 31:117–165. “La absorción oral de glifosato en AMPA es muy bajo y ambos materiales se eliminan esencialmente sin metabolizar. Los estudios de penetración dérmica con Roundup demostraron muy poca absorción. La evidencia comprobada en experimentos demuestran que ni el glifosato ni el AMPA se bioacumula en ningún tejido animal. No hubo toxicidad significativa en los estudios agudos, subcrónicos y crónicos.”

La Ruleta Genética falsamente alega:

Pequeñas cantidades de herbicida podrían actuar como interruptores endocrinos.

1. Ciertos químicos podrían interrumpir la función endocrina a concentraciones muy bajas.

2. La investigación realizada con respecto a Roundup sugiere esto y la actividad química interruptora de endocrinos está relacionada a la producción de hormonas sexuales humanas. Pero aun es necesario investigar este tema más así como otros herbicidas.

3. Un aumento en el uso de Liberty y Roundup, por los cultivos GM, podría exponer a la población, a través de la alimentación y agua, a estos efectos de baja dosis.

La Ruleta Genética alega que los herbicidas tienen actividades de tipo hormonal y esto podría interferir con la salud humana al interrumpir los circuitos hormonales endocrinos.